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A lo largo de las décadas, las autoridades sanitarias gubernamentales han creado normas y reglamentos para establecer qué se puede y qué no se puede añadir a los alimentos y medicamentos, de modo que los consumidores puedan estar seguros de que reciben productos fiables y seguros.

Para ocuparse de esta importantísima tarea, también se han creado instituciones gubernamentales reguladoras, dedicadas específicamente a la salud y seguridad de los consumidores, así como a garantizar que los alimentos, bebidas y medicamentos que desean consumir cumplen plenamente los beneficios que las empresas declaran. Para alcanzar estos objetivos, las instituciones reguladoras ejercen un control estricto y necesario sobre los productos comercializados, supervisando las industrias de alimentos y bebidas para garantizar que se cumplen las normas de seguridad y control de calidad, desde la materia prima hasta el producto que llega al consumidor.

En Brasil, las principales autoridades reguladoras del sector alimentario son la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (ANVISA), el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento (MAPA) y el Departamento Nacional de Producción Mineral (DNPM).